Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece."
Borges.
Una mañana descubrí en mí mariposas multicolores, que se transformaban en avispas venenosas de cuando en vez. Fue ahi cuando comencé a sentir miedo. Me confundian las palabras que escuchaba y las que yo misma emitía. Mas aun las que por mi mente pasaban; una tras otra...vertiginosas, peligrosamente claras y cercanas.
Comprendí de a poco que las aguas corrían demasiado rápido y que cuando quise mojar mi cara para refrescarme no pude...esta agua se escapaba de mis manos, dejandome sedienta y sucia, ciega a veces, sorda dijeron los otros...
Pronto pude ver con algo de claridad ese sol que esquivo aparecía a instantes, encandilando mi razón y sometiéndome a sus poderosos rayos, los que uno a uno fueron agujereando mi corazón hasta dejarlo a merced de su voluntad...esa parte no me gustó nada...no puedo permitirme tal lujo, no soporto perder el control.
Fue así como decidí hacer algo, ponerme de pie y dejar los vicios...al menos por unos momentos.
Intenté mover los labios y balbucear las palabras correctas, mas no fue posible. Probé con gritar y hacerme escuchar, pero tampoco lo logré...entonces creí que lo mejor era actuar sin decir nada, sin avisarle a nadie, ni a mi corazón agujereado.
Quise mantener preso dentro de mi ese sentimiento que crecía, crecía y crecía...quise mantenerlo cautivo, en la oscuridad, sin posibilidad de alimentarse, para que así no siguiera aumentando su tamaño...lo intenté muchas veces, y como no fue posible, lo dejé ir. Rompí las cadenas, abrí la cerradura y lo observé mientras se alejaba raudo entre las sombras de los recuerdos...
Sentí que no me llevaría a ningun lado, y antes que se engullera a mi pobre trozo de corazón lleno de hoyos, lo dejé libre, abrí la jaula y voló.
Aun me es posible verlo a lo lejos...escucho su canto y a veces lloro. No se si por él o por mi valentía, que lo siguió como castigándome por mi elección, pero lo observo, con algo de paz, con algo de inquietud...solo lo observo...
A veces siento su odio, su desprecio...pero lo entiendo, yo lo dejé ir, en pos de una vida mejor para ambos...tal vés no lo comprenderá todavía, pero con el tiempo sabrá que fue lo mejor...nadie puede conmigo, ni el más noble de los sentimientos...ni el más hermoso de los pensamientos...
Hoy puedo mirar al horizonte y no ver nada. Los límites del mar me son lejanos...mi ceguera es temporal y esporádica, a veces sí, a veces no. Nadie tiene por qué aguantar eso. Yo alejo a los sentimientos de mí y de mi corazón roído...los salvo de un abismo infinito. Deberian agradecerme por salvarlos...deberían agradecerme por evitarles el sufrimiento...
La voluntad de mi alma nunca es sólo una, va formando canciones a diario, que cambian según la estación, según los colores...dificil de lidiar con este enjambre de sueños y promesas rotas...que aunque no fueran dichas, mis ojos transmitieron cada noche, en cada beso, en cada caricia, en cada disculpa...
Nunca sabré realmente que hubiese sucedido...y no quiero saberlo...seguirá sucediendo en mí, y eso me basta para seguir viviendo...
Mientras, seguiré viendo a lo lejos aquel sentimiento perdido en los cielos, el que dejé ir...y que me engañó, porque aun liberado de mis cadenas, se mantiene vivo, aunque no esté más...