I LOVE INTERNET

Venía en la micro recién (estoy en la U, para variar), cuando me descubrí comparando precios en distintos locales de internet, cyber cafes, y cosas por el estilo. Me puse paranoica y comencé a preguntarme: ¿seré adicta a internet?. No es para menos mi pregunta, si paso metida en la pseudobiblioteca de la universidad subiendo cosillas a mi fotolog, al blog, en fin, haciendo cualquier cosa menos trabajos relacionados con la carrera y como si no fuese suficiente, llego a la casa y voy al cyber más cercano a continuar lo que no alcanzo a terminar aquí. Y bueno, tengo que aprovechar, ya que aquí la tonterita es gratis, y puedo estar toda la mañana si quiero y nadie me va a venir a correr; como lo hacía la mamá de una amiga que tuve, a la cual le barsié internet durante harto tiempo sin ninguna verguenza. Pero mi cuento tiene fundamento. Me han robado dos computadores de la casa. Sí, dos.A mi casa se han metido a robar más de diez veces.Sí, diez veces. Suena entre irreal y patético, cero privacidad hogareña. Después de las traumáticas experiencias nunca más volví a dormir bien. Ahora mi papá desde la pieza del lado tose o ronca y salto pensando que me van a quitar la cama, o el equipo que fue lo único que no se llevaron nunca, gracias a no se quién. Imaginen lo que es llegar a sus casas y encontrar todo pelado, o desarmado. El escritorio vacío, el hueco de la pared donde se alzaba imperante y estoico nuestro templo sagrado de tecnología, de un color que ya no es igual al del resto de la muralla por la tierra que nunca le limpiamos al monitor y a la torre, esa torre lindísima que todavía no termino de pagar.
Mi papá quiere comprar otro, pero hay que terminar de pagar el último que se llevaron. Que historia más triste. Pero a estas alturas ya me da risa. Encontre un templo de 20 computadores en la universidad, y gratis. Y descubrí la maravilla que puede ser entrar a un cyber y enfocar la camarita al mismo tiempo que me pongo los audifonos como de comentarista deportivo que generalmente tienen en esos lugares. Igual gasto plata, pero no me queda otra. Todo sea por mantenerme a la par con este cada día más, mundo globalizado, tecnologizado y lleno de ladrones.