Estoy en una constante búsqueda. Pienso que por esa razón es que soy tan cambiante. Mi búsqueda comienza por mi misma y no termina. Busco, busco, busco. Saber, conocer, amar, admirar, y en esa búsqueda también he podido odiar, rechazar, no compartir.
Busco gente que me guste, lugares, colores, olores, sabores, sensaciones, emociones, sentimientos que aún no conozco; algunos a los cuales puedo temer, pero siempre invito a pasar.
No me quedo quieta, aunque por fuera así lo paresca. Mi mente está siempre en movimiento, y por momentos pareciese que fuera a estallar.
Soy impulsiva, pero también poco perseverante. Esto mismo hace que siga buscando, ahora en otra dirección. No me gusta lo que no me gusta, y trato de sacarlo de mi vida, aunque no siempre se puede. Amo mi vida, pero siempre creo que puedo dar, recibir y hacer más. Creo que esa es la gracia de vivir. Pasión, color, amor. Estoy enamorada de mí. Egocentrica, escuché. Pero si no lo hago yo ¿quién?. Hay que empezar por casa. No me gusta que la gente sufra, y no me gusta la gente que sufre. Yo una vez lo hice y para lo único que sirvió fue para hacerme más fuerte (para algo que sirva). Ya no sufro, talvés sufriré mañana; o en diez años más. Pero hoy no. Y ya no recuerdo como fué.
Hoy me levanto y observo. Hay cosas que aún no entiendo. Co mo a la gente vacía y poco profunda, o que se conforma, que no busca, que no sueña. ¿Intolerante?, si un poco, pero menos que otros. La mayor parte del tiempo me siento sola, desadaptada e incomprendida... y sigo buscando, sigo siendo yo, sigo viviendo como me gusta.

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