Gracias por acumular palabras en mi boca,
hacemos que chorreen delicias que en invierno hacen bien para el frío.
Recuerdo cuando notabamos la diferencia entre salado y ácido
y no probábamos lo picante por miedo a emborracharnos.
El delicado carmín de tus ojos mordidos por ese labio jugoso y nervioso
revive en mis sentidos mas golosos la aventura de comer hasta lo mas estrambótico,
en el lugar preciso a la hora menos indicada,
moviendo culebritas de caramelo para danzar como ellos,
rodando de satisfacción en el hogar de Hansel y Gretel,
que no se si era de chocolate o de frutos rojos con mermeladas exóticas.
Abrimos un portal refrescante hacia escondites suculentos
rebozantes de amor y arómaticos por naturaleza,
donde esas palabras chorreantes dejan huella y hacen que no pierda el sentido en el camino.
sábado, abril 10, 2010
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